2.5.13


Él miraba el vaso en el borde de la mesa, preocupado de que fuera a caerse.

Es lo prohibido. Los vasos no se rompen adrede. Cuando estamos en restaurantes o en nuestras casas, procuramos que los vasos no queden en el borde de la mesa. Nuestro universo exige que tengamos cuidado para que los vasos no caigan al suelo.
Sin embargo, cuando los rompemos sin querer, vemos que no era tan grave. El camarero dice: "no tiene importancia", y nunca en mi vida he visto que en la cuenta de un restaurante hayan incluido el precio de un vaso roto. Romper vasos forma parte de la vida y no nos hacemos daño a nosotros mismos, ni al restaurante, ni al prójimo.

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